domingo, 18 de marzo de 2012

¡Buenas noticias!


Ayer visité a Susana y su marido Paul en su casa en uno de los suburbios de Christchurch. Acababan de terminar la limpieza de la licuefacción del último terremoto en el jardín de su casa. Susana es la mujer que se puso en contacto con mi tutora para solicitar una estudiante de comadrona para acompañarla en las últimas semanas de un embarazo que, hasta entonces, había sido ideal: ni mareos, ni náuseas mañaneras, ni dolores, ni insomnio, ni ná de ná. ¡Y eso que es el primero! Susana y Paul estaban planeando un parto lo más natural posible, en el Hospital de Lincoln, tratando de evitar cualquier intervención que no fuese estrictamente necesaria. Susana tenía ganas de experimentar un parto en el agua, y hasta la semana pasada ese era el plan.

Pero el bebé decidió posicionarse de nalgas, y no parecía querer cambiar de postura.

Ahora todos sus planes están en el aire, dependiendo de lo que el bebé decida hacer, lo que la comadrona consiga hacer para que el bebé "cambie de opinión" y se ponga cabeza abajo, y lo que todos juntos decidan hacer si no hay cambios. En Nueva Zelanda, que un bebé se presente de nalgas no quiere decir que automáticamente se haga una cesárea: muchas madres deciden tener un parto vaginal que, aunque más complicado que uno de presentación cefálica, no suele presentar tampoco grandes problemas. Sin embargo, el parto debe hacerse en el Hospital General de Christchurch, para tener a mano inmediatamente toda la última tecnología en caso de que haya complicaciones. ¡Adiós a la casa de partos de Lincoln, con sus muebles antiguos y las comadronas preparando el té en las teteras de la abuela! Y por supuesto, aunque se decida un parto vaginal... siempre puede acabar con una cesárea si las cosas no van bien.

En estas circunstancias, Susana sintió que necesitaba un poco de apoyo extra. Dejó bien claro a mi tutora que no le valía cualquiera, que debía ser alguien que le inspirase confianza, así que quería conocer a la persona antes de decidirse. Y con esa presión extra me presenté yo en su casa el sábado, tras una conversación telefónica en la que debí sonar como Bubu el del Oso Yogui, balbuceando como una idiota por los nervios.

Pero pronto los nervios se fueron disipando: Susana me recibió con un abrazo, cosa que por aquí es muy poco común, y que yo devolví con alivio. En pocos minutos, estábamos ya los tres sentados alrededor de la mesa del salón, bebiendo nuestros cafés y hablando de nuestras vidas. Susana me contó todos los detalles de su embarazo, sus ilusiones para este bebé y su vida después de convertirse en madre, sus miedos con respecto al parto y a las posibles complicaciones. Paul bromeaba, advirtiéndome de lo "peligrosa" que iba a ser Susana durante el parto, porque cuando siente que pierde el control "se pone de lo más mandona, tendré que ser yo el mediador para que no le pegue una patada a alguien". Pronto me di cuenta de que ya me sentía cercana a esta pareja, y que me moría de ganas de vivir esta experiencia con ellos. Quería estar allí cuando tuvieran su ecografía el miércoles, quería ser su apoyo cuando tuvieran que tomar una decisión, sujetar su mano durante las contracciones, estar allí cuando ambos vieran a su bebé por vez primera. Pero no quería hacerme demasiadas ilusiones: hasta donde yo sabía, podría haber otra estudiante visitándolos al día siguiente, o dos más, y quién fuese la elegida dependería de algo tan subjetivo como la primera impresión, la confianza que te dé cierta persona, lo a gusto que te sientes con alguien. Al igual que enamorarse,  si no pasa, no pasa. No se puede imponer.

Llegó la hora de hablar del contrato entre la mujer y la estudiante. Les dejé allí su copia y les dije que la guardaran aunque no me eligieran a mí, porque les valdría para cualquier otra estudiante. Y me dispuse a marcharme y dejarles que discutieran en privado.

Pero no me dejaron irme. Susana me hizo un gesto con la mano de que me sentara: "No, no te vayas aún, tienes que firmar este contrato". Se me debió quedar cara de agilipollada total, porque me sonrió y me dijo: "No me hace falta pensármelo, estaré encantada de tenerte con nosotros y de que nos acompañes en el embarazo y en el parto, si tú estás también de acuerdo". Bueno... casi lloro.

Así que la semana que viene tenemos una ecografía en la que se comprobará la posición y la presentación del bebé, y si hay posibilidades de modificarla antes del parto. El jueves nos reuniremos con la comadrona de Susana y habrá que empezar a tomar decisiones.

Y a finales de Abril... asistiré a mi primer parto, que parece que se presenta interesante...



jueves, 15 de marzo de 2012

Emoción...


Esta semana estaba siendo bastante tranquilita, aunque ocupada, entre clases online, reuniones de grupo, una "clase particular" de química y cálculo de medicamentos que les di a algunas de mis compañeras, búsqueda de información para escribir varios trabajos... pero nada especialmente emocionante. Hasta esta tarde. En medio de una clase online recibí un correo de la coordinadora del primer curso. Ha encontrado otra mujer embarazada que quiere tener una estudiante con ella... ¡y va a dar a luz dentro de 3-4 semanas! Por si fuera poco, en el último examen han descubierto que el bebé viene de nalgas... parece ser que el primer parto al que voy a asistir va a ser especialmente interesante... Le dije que sí, que sí, que la quería para mí :). Así que mañana me enviará los datos y el número de teléfono de esta mujer, y tendré que ponerme en contacto con ella cuanto antes, porque como tarde mucho igual llega el bebé antes que yo.

¡Qué nervios!

sábado, 10 de marzo de 2012

Futuras comadronas

Uniformes y placas ID para las futuras comadronas... de lo más sexy, oiga.

Han pasado varias semanas desde la última vez que habéis oído hablar de mi nueva carrera... No tengo excusas, aparte de que la gran cantidad de material que debemos estudiar online hace que, al final del día, acabe del ordenador hasta el gorro. En este último mes hemos visitado dos hospitales más (el Hospital General de Christchurch y el de Burwood), avanzado en todas las asignaturas, nos han dado las fechas de todos los exámenes y fechas límite para entregar trabajos, tenemos ya los uniformes y las placas de identificación... y lo más emocionante, ¡ya tenemos las fechas de nuestras estancias en prácticas en hospitales!

La semana pasada fue el segundo intensivo del año. Tenía ya muchas ganas de reunirme con todas mis compañeras, ya que a pesar de haber visto a algunas de ellas para estudiar alguna asignatura, o en la CPIT en nuestras reuniones los miércoles, echaba de menos al "grupo". Este intensivo ha sido tan intenso (valga la redundancia) como el anterior, pero personalmente lo he disfrutado muchísimo más. Hemos tenido muchas clases prácticas en las que hemos aprendido a tomar temperatura, pulso, medir respiraciones y presión sanguínea, a manejar y mover pacientes y practicado técnicas de masaje (mi hora favorita...). Ahora ya estamos equipadas para empezar a practicar estas actividades básicas en las visitas a clínicas de comadronas y nuestras estancias en el hospital, y la verdad es que me muero de ganas de ponerme manos a la obra.

También estoy ya siguendo el embarazo de Irma de manera "oficial"... ella ha tenido que firmar un contrato conmigo como su "estudiante de comadrona", y yo he tenido que firmar otro de confidencialidad. La acompaño a las visitas con su comadrona, y entre medias, quedamos a veces en una cafetería para hablar de cómo va su embarazo y cómo vive su experiencia personal. Al final de cada encuentro, tengo que escribir una reflexión acerca de su embarazo y sus circunstancias. Después de dar a luz, y tras las seis semanas de visitas postnatales, completaré un libro con todas estas experiencias y se lo entregaré a Irma, para que lo tenga como un recordatorio de su embarazo, parto y las primeras semanas de vida de su hijo o hija.

Aparte de Irma, tengo que encontrar como mínimo otras tres mujeres embarazadas que deseen que una estudiante las acompañe durante su embarazo y parto. Yo ya tenía a una mujer interesada que iba a enviarme el formulario firmado... hasta que se puso en contacto conmigo para comunicarme una triste noticia: en la ecografía de las 12 semanas no habían encontrado el latido del bebé. La pobre mujer estaba destrozada, y yo tuve mi primera muestra de las cosas que pueden ir mal en esta profesion. Por desgracia, no será la última ni la peor.


Palpación abdominal

Una de las actividades que tengo muchas ganas de empezar a practicar es la "palpación abdominal". Se lleva a cabo en embarazadas de más de 36 semanas, y se realiza para determinar la posición del bebé. Consiste en palpar la barriguita de la embarazada, localizar al bebé, y únicamente con la ayuda de tus manos determinar si está en posición longitudinal o transversal, de frente, de espaldas o de lado (occipitoposterior, occipitoanterior u occipitolateral), en qué sentido respecto de la madre (derecha, izquierda), y la posición de la cabeza o las nalgas con respecto a la pelvis. Ya hemos estudiado toda la teoría al respecto, pero obviamente, la práctica debemos hacerla con "mujeres de verdad". Es un tipo de técnica en la que una sólo puede convertirse en "experta" tras muchas horas de práctica. Pero a su vez, me parece una de las técnicas más bonitas e interesantes, y que bien hecha, puede proporcionar mucha información y mucha ilusión a las mamás, y en la que ellas también pueden participar y entrar en contacto con su bebé.

Estoy sinceramente impresionada con la calidad de la enseñanza de esta carrera, que está a años luz de la de Biología que estudié en Oviedo. Por aquel entonces, estudiar en la Universidad consistía en ir a clase, tomar apuntes durante 7-8 horas, a veces alguna práctica, y luego a casa. Dos ó tres semanas antes del examen, a empollar se ha dicho. En mi nueva carrera hay tal variedad de formas de estudiar y aprender que, literalmente, no hay tiempo para encontrar una asignatura aburrida o repetitiva. Sólo hay exámenes tal cual en tres asignaturas; en las demás se practica la evaluación continua y por medio de trabajos basados en el temario... y no son trabajos fáciles de hacer, no. Todos ellos implican tener que investigar todo tipo de libros, artículos científicos, biografías, y en algunos casos entrevistar a determinadas personas de importancia, o contactar determinadas organizaciones. No vale con Google y Wikipedia. Algunos son trabajos individuales, y otros los hacemos en parejas o en grupo. Las normas para escribir o presentar estos trabajos son muy complejas, la manera de estructurar las referencias bibliográficas es la más complicada y completa que he visto (teniendo en cuenta que llevo 12 años escribiendo y publicando artículos), y las normas de puntuación muy claras y estrictas, prestando atención a múltiples aspectos del trabajo.


La manera de entender la función de la comadrona en Nueva Zelanda es como la de la mujer que trabaja en conjunto con la embarazada y la guía y ayuda a dar a luz de la manera que ella prefiere. Se enfatiza mucho el poder de decisión de la embarazada, y el que la comadrona no es "una autoridad que decide", sino "una compañera, consejera y defensora" de la mujer, que debe ofrecer toda la información a la embarazada, que es la que al final tiene la última palabra sobre cómo va a nacer su hijo. Se elimina la medicalización innecesaria del embarazo y el parto, y la posición de "poder" del médico o comadrona, que en otros países son los que "ordenan" a la mujer lo que tiene que hacer con su cuerpo y cómo va a suceder el parto.

Un aspecto de esta carrera que me encanta es también la importancia que se le da a las buenas relaciones entre alumnas y futuras colegas. Aquí se enseña que la matrona, incluso cuando trabaja como autónoma, nunca lleva a cabo su profesión de manera individual, sino siempre en armonía y en asociación con otras comadronas, que deben ayudarse y apoyarse entre ellas. Durante los intensivos hacemos varias actividades destinadas a conocernos, respetarnos y ayudarnos mutuamente, y las profesoras se aseguran de que no nos limitemos a trabajar con "las estudiantes que nos caen mejor", sino en formar grupos variados, y que todas acabemos trabajando con todas. Este aspecto de la educación es valiosísimo, y si estuviese en mi mano, me aseguraría de incluirlo en cualquier carrera. A pesar del poco tiempo de carrera que llevamos, y de que las 38 estudiantes tan solo hemos compartido dos semanas completas juntas, las experiencias que hemos vivido y el cariño y confianza que se ha generado entre nosotras es una base que será sumamente importante en nuestro futuro trabajo. En una de las actividades, se nos pidió que compusiéramos un resumen de nuestra vida, de lo que es importante para nosotras, que durase 5 minutos, y que podía ser en cualquier formato. Algunas mostramos fotos y música en una presentación de PowerPoint. Otras escribieron poemas. otras trajeron objetos con un significado especial. Una chica compuso una canción y tocó el ukelele mientras cantaba. Algunas hablaros de sus padres, de sus hijos, de sus novios o maridos. Algunas contaron historias de pérdidas de hijos, hermanos, o padres. Otras incluso relataron historias de abusos en la familia. Otras hablaron de viajes, de bodas, de divorcios. Hubo muchas lágrimas y muchas risas, y al final de la clase todas sabíamos algo más de las demás y nos sentíamos mucho más cerca.

El último día, a la hora de despedirse, las profesoras tenían preparada otra actividad para nosotras: nos entregaron una hoja de papel con un pedazo de cinta adhesiva, y nos pidieron que nos pegáramos la hoja a la espalda. Nos repartieron un montón de rotuladores de colores, y pidieron a cada alumna que escribiese una cualidad positiva en la espalda de cada una de nosotras. Al final, todas acabamos con una hoja llena de las cosas bonitas que las demás piensan de nosotras. Parecerá una tontería, pero me emociona cada vez que miro la mía. Así que he decidido compartirla con vosotras.



Y con esta colección de palabras bonitas de mis compañeras de curso acabo hoy este artículo. ¡Prometo volver con más frecuencia a partir de ahora!

miércoles, 8 de febrero de 2012

El Hospitad de Maternidad de Lincoln

Hoy tuvimos la primera reunión de mi Akonga, o "pequeño grupo". Aparte de discutir acerca de nuestra primera semana, firmar nuestro acuerdo de confidencialidad, presentar nuestro certificado de pertenencia al Colegio oficial de Comadronas de Nueva Zelanda (NZCOM), nuestra prueba negative de MRSA y otros papeleos varios, nuestra tutora Nati nos ha llevado a visitar el Hospital de Maternidad de Lincoln. La traducción es literal del inglés, aunque yo personalmente pondría "Hospital" entre comillas. Una manera más apropiada de llamarlo sería "casa de partos".

En Nueva Zelanda, las clínicas de atención al paciente se dividen en tres tipos: de atención primaria (pequeñas clínicas comunitarias con médicos y enfermeras, parecidos a los centros de salud en España), de atención secundaria (hospitales de mediano tamaño, como los que hay en Timaru o Rotorúa) y de atención terciaria (los cinco grandes hospitales de Nueva Zelanda: Auckland, Hamilton, Wellington, Christchurch y Dunedin). La atención materno-infantil está principalmente concentrada en atención primaria, ya que la enorme mayoría de mujeres eligen una comadrona como su único proveedor de salud, y dan a luz en una de estas "casas de partos" (consideradas de atención primaria), y no en el hospital. También tenemos una tasa de partos en casa muy alta, de en torno al 10%.

Lincoln Maternity "Hospital"

La casa de Partos de Lincoln - un suburbio a unos 30 minutos al Sur de Christchurch - parece, a primera vista, una casa neozelandesa normalita, aunque de tamaño bastante grande. Está construida en madera, con paredes de color blanco, tejado de hierro corrugado y rodeada de jardines. Las comadronas y las clientas (aquí no se las llama "pacientes", ya que se asume que el embarazo es algo natural, y no una enfermedad) tienen un huerto en donde cultivar sus verduras, que se utilizan para preparar las comidas. Nada más entrar, ya nos estaba esperando la jefa de comadronas, con una enorme sonrisa. La casa de partos tiene dos salas para dar a luz, decoradas con muebles que bien podrían encontrarse en casa de nuestras abuelas. El principal motivo es que los muebles son, en su mayoría, donaciones de la comunidad, para hacer la casa de partos más acogedora y darle un aspecto de "hogar", y no de hospital. El esfuerzo merece la pena, ya que aparte de algunos instrumentos de resucitación del bebé en caso de emergencia, la sala podría pasar por una habitación de hotel o un Bed&Breakfast. La parturienta puede elegir el método que prefiera para dar a luz (en la cama, en cuclillas o en la bañera), y al terminar el proceso se la traslada a una de las 8 habitaciones distrubuidas a lo alrgo del edificio, cada una con su sala de estar para familiares. Dos nuevas mamás estaban en las habitaciones, una de ellas aprendiendo a dar de mamar, y la otra disfrutando de su bebé con su pareja y sus otras dos hijas. Aparte de las habitaciones, la casa de partos cuenta también con una cocina completa, una salita de estar con sofás, revistas, libros y DVDs, una lavandería y la posibilidad de utilizar los amplios jardines cuando a las "inquilinas" les apetezca. Cuando llegamos nosotras el lugar estaba de lo más tranquilo, aunque estoy segura de que no es siempre así.

La semana que viene nos llevarán a visitar el Hospital de Maternidad de Christchurch, ese sí que es uno de los grandes. Con la orientación de pacotilla que tengo yo, espero no perderme... Me pregunto en cuál de estos hospitales me tocará hacer las "ubicaciones" de este año.

Ayer tuvimos la primera clase "online", de Fundamentos de Biociencia. Al ser la primera, perdimos una media hora arreglando problemas con los altavoces, explicando cómo usar el Adobe Connect, y hablando de chorradillas por la ventana del chat. Pero he de decir que estoy bastante impresioanda con la calidad del sonido y la interactividad del programita de marras. El profe hablaba por su micrófono, nos daba la palabra si levantábamos la mano (por medio de un icono, entiéndase) para hacer una pregunta, y nos enseñaba diapositivas del PowerPoint. De vez en cuando, cuando necesitaba ser algo más gráfico o explicar un concepto, aparecía la "pizarra blanca" en pantalla, y se ponía a dibujar sus diagramas. Las sesiones quedan grabadas, y podemos acceder a ellas para repasar los conceptos cuando queramos.

Dios mío, qué vieja me siento... en la carrera de Biología todavía teníamos pizarras de las de tiza.

¿Están evolucionando las carreras de la misma manera en España? ¿O siguen igual (ir a clase - tomar apuntes - estudiar para el examen)?

domingo, 5 de febrero de 2012

Una semana inolvidable



La primera semana del curso ha pasado, y todavía no me puedo creer lo intensa y emocionante que ha sido. ¡Ahora entiendo por qué la llaman "intensive"! Tras los dos primeros días, ya me sentía como si fuera viernes. No he tenido ni un segundo libre en toda la semana... estoy agotada, y sin embargo me encuentro feliz. Después de tantos meses de continuas frustraciones por la falta de trabajo en el laboratorio, después de pasarme horas y horas al día buscando qué hacer, de repente me encuentro con que todas las horas del día están ocupadas, que vuelvo a emprender algo con ilusión. Estoy feliz :)

La semana de intensivos ha superado todas mis expectativas. El primer día conocí a mis 37 compañeras de estudios: 24 de Christchurch, y el resto de la zona Norte de la Isla Sur: TimaruWest Coast, Nelson y Blenheim... Debo confesar que estaba algo preocupada ante una clase únicamente femenina (no, parece que este año tampoco se ha presentado ningún estudiante para "comadrón"... ¿o sería un "copadrón"?). Yo siempre me he llevado mejor con los hombres que con las mujeres, y pensar en tanta mujer junta me intimidaba un poco. Me imaginaba los típicos grupitos de mujeres criticándose unas a otras, especialmente después de leer algunas historias acerca de la rivalidad entre enfermeras y comadronas en países como Inglaterra e Irlanda. También me preocupaba que me juzgasen por meterme a comadrona sin siquiera tener mis propios hijos. Sin embargo, y aunque aún es pronto para formarse una idea objetiva, mis nuevas compañeras son un grupo abierto, amistoso, simpático... Durante los 5 días que hemos compartido, no tengo más que palabras de cariño y admiración por la mayoría de ellas.

Los primeros tres días de la semana los pasamos en el campus de la CPIT, conociendo a nuestras profesoras, recibiendo los resúmenes de las asignaturas (tenemos 9), e intentando asimilar todo lo que se espera de nosotras en el primer año. Aparte de 7 semanas intensivas repartidas a lo largo del año, tenemos también 2 clases virtuales semanales (a través del programa Adobe Connect), de dos horas cada una, que se utilizarán para explicar y aclarar dudas de los dos módulos (también online) que debemos estudiar cada semana. Aparte de eso, tenemos una reunión de 4 horas los miércoles por la mañana con nuestro "Akona" (que significa "grupo" en maorí). Los Akona son pequeños grupos de 6 ó 7 estudiantes, a los que se asigna un tutor ("Kaiaako"), y que se reúnen para comentar los avances del curso durante la última semana, y para hacer ejercicios relacionados con las diferentes materias. También tenemos 4 semanas al año de "placements" ("ubicaciones") durante las cuales se nos asignará a un hospital y un centro comunitario para trabajar conjuntamente con comadronas. Aparte de eso, durante el curso se nos asignarán como mínimo 4 mujeres embarazadas a las que tenemos que "seguir" durante su embarazo, parto y postparto, convirtiéndonos en "observadoras" y llevando un diario de lo que vemos, lo que sentimos, lo que siente y piensa la mujer, etc. Eso aparte de los trabajos, exposiciones y exámenes que tendremos a lo largo del año.


La marae de Tutewhuawera, en Port Levy

El jueves y viernes nos desplazamos todas a una marae. En un principio iba a ser la de Little River, como os comenté en el artículo anterior; sin embargo, en el último momento se decidió cambiarla a Tutehuawera Marae, en Port Levy, un remoto y diminuto pueblecito al Norte de la Península de Banks, situado a la orilla de una amplia bahía; en resumen, un lugar espectacular, silencioso, en donde sólo se escuchaban los trinos de los pájaros. Tras un recibimiento maorí con cánticos y discursos, continuamos con las clases dentro del hermoso edificio de la marae. Esos días nos concentramos en describir nuestras propias experiencias de embarazos y partos, cómo difieren en otros países y otras culturas, lo que se espera de nosotras como futuras comadronas... Todo ello entre muchas bromas, risas, conversaciones, lágrimas - algunas de las historias que se contaron incluían aspectos tales como abortos e infertilidad - y muchas emociones. Debo admitir que esta reunión en la marae me ha puesto muy en contacto con mi lado femenino, que siempre he tenido bastante abandonado.

Y después de la emoción de la primera semana, aquí estoy, recuperándome un poco. Ayer dormí más de 10 horas, y me alegro de que este fin de semana sea largo (el lunes es el Día de Waitangi, en el que se conmemora la firma del tratado homónimo entre los maorís y la corona de Inglaterra)... me servirá para asimilar toda la información y prepararme para el comienzo de mi vida de estudiante. De momento ya empiezo el martes con una clase virtual de 10 a 12 de "Curso Preparatorio de Biociencia" ("Bioscience Foundations"). Tengo la ventaja de mi formación en biología, con lo que no creo que sea demasiado difícil, pero tampoco quiero confiarme. El miércoles tengo la primera reunión con mi Akona, durante la cual nos van a llevar a conocer los servicios de Maternidad del hospital de Lincoln, a unos 40 minutos de Christchurch. Y el jueves, otra clase virtual de la asignatura "Compartiendo la Experiencia de la Mujer" ("Sharing the Woman's Experience"). Por el medio, mucho que leer y que planear.

...Y, ¿qué me falta? Creo que os iba a contar algo más...

¡Ah, ya me acuerdo!




Él y yo nos casamos :)


domingo, 29 de enero de 2012

¡A punto de empezar!



Pues sí, después de meses y meses de espera, mi nueva vida como estudiante de comadrona empieza... ¡mañana mismo!

El 30 de Enero es el "Día de la Orientación" ("Orientation Day") en la CPIT, durante el que nos conoceremos todas las estudiantes, nos explicarán en qué consiste el programa, nos enseñarán las instalaciones y nos dirán lo que necesitamos para ponernos en marcha en esta nueva carrera. Martes y miércoles serán para comenzar algunas asignaturas, y el jueves y el viernes los pasaremos en la marae de Wairewa, a unos 40 km al Sur de Christchurch, aprendiendo acerca de las costumbres y creencias maoríes con respecto al embarazo y el parto.. Decir que me muero de ganas de empezar es quedarme corta; la verdad es que estoy tan emocionada hoy como estaba antes de empezar la carrera de Biología, hace ya... buf... ¿es posible que haga ya 18 años? Me temo que sí...

El jueves, la directora del Programa de Comadronas nos envió un correo electrónico a todas las nuevas estudiantes, felicitándonos y animándonos para el comienzo del curso. En el correo había 39 nombres, que corresponden a todas las estudiantes de Christchurch (creo que son 26) y del resto de ciudades de la zona septentrional de la Isla Sur. El Programa de Estudios de Comadrona conjunto de la CPIT y la Otago Polytechnic está pensado para poder estudiarse desde cualquier parte de la Isla Sur. Las estudiantes de fuera de Dunedin y Christchurch sólo tienen que desplazarse a estas ciudades para hacer los "intensivos", o bloques de estudio presenciales que duran 1 ó 2 semanas (hay 7 de estas semanas a lo largo del curso). Como para las alumnas esto significa tener que estar fuera de casa por 1 ó 2 semanas, algunas de las residentes en Christchurch hemos ofrecido nuestra casa para alojar a una de ellas. Esta noche, Él y yo recibimos en casa a Talia, una estudiante de Blenheim (a unas 3 horas al Norte de Christchurch) que ha aceptado nuestra invitación, y nos hará compañía durante la primera semana de clases.

Futuras embarazadas kiwis... ¡iros preparando, que allá voy!

lunes, 16 de enero de 2012

Año Nuevo, Carrera Nueva

Mamitú, Almóndiga y mi perrita Muri, caminando por algunos de los paisajes de ensueño de Canterbury


¡Feliz Navidad! ¡Feliz Año Nuevo! Tan rápido pasan los días que ya se me ha hecho tarde para felicitar cualquiera de los dos. Pero es que estas últimas semanas han estado llenas de aventuras y desventuras, paseando a Mamitú y Almóndiga por toda Nueva Zelanda... Hemos pasado el día de Navidad en la playa, hemos caminado por volcanes, volado sobre fiordos, explorado lagunas de lodos burbujeantes, navegado por mares plagados de delfines, pingüinos y ballenas... También hemos comprobado lo lento que puede resultar arreglar un radiador recalentado en la tierra de los Kiwis como te pille un fin de semana por medio... Y al final, he tenido que decirles adiós y mandarlas de nuevo a España, cargadas de fotos y de recuerdos. Dejan tras de sí un agujero difícil de llenar, una casa que parece mucho más vacía, y el deseo de poder repetir algo como esto lo más pronto posible.

Pero las vacaciones se han terminado, y es hora de retomar mi nueva vida. En poco más de dos semanas empezaré la carrera de comadrona... ¡qué nervios! Pero también, ¡qué emoción! Como bicho raro que soy, los cambios me emocionan, me hacen sentir más viva. Los desafíos son para mí como el agua para las plantas... si estoy floja y cabizbaja, me hacen recuperar fuerzas y revivir. Y es así como me siento en estos momentos: llena de ilusión, de expectativas y de vida. El futuro se abre frente a mí como una caja de sorpresas. ¿Cómo serán mis nuevas compañeras de clase? ¿Con qué tipo de situaciones me voy a encontrar? ¿Será fácil volver a estudiar, o tendré el cerebro algo anquilosado?

Pronto lo descubriré...