Ayer visité a Susana y su marido Paul en su casa en uno de los suburbios de Christchurch. Acababan de terminar la limpieza de la licuefacción del último terremoto en el jardín de su casa. Susana es la mujer que se puso en contacto con mi tutora para solicitar una estudiante de comadrona para acompañarla en las últimas semanas de un embarazo que, hasta entonces, había sido ideal: ni mareos, ni náuseas mañaneras, ni dolores, ni insomnio, ni ná de ná. ¡Y eso que es el primero! Susana y Paul estaban planeando un parto lo más natural posible, en el Hospital de Lincoln, tratando de evitar cualquier intervención que no fuese estrictamente necesaria. Susana tenía ganas de experimentar un parto en el agua, y hasta la semana pasada ese era el plan.
Pero el bebé decidió posicionarse de nalgas, y no parecía querer cambiar de postura.
Ahora todos sus planes están en el aire, dependiendo de lo que el bebé decida hacer, lo que la comadrona consiga hacer para que el bebé "cambie de opinión" y se ponga cabeza abajo, y lo que todos juntos decidan hacer si no hay cambios. En Nueva Zelanda, que un bebé se presente de nalgas no quiere decir que automáticamente se haga una cesárea: muchas madres deciden tener un parto vaginal que, aunque más complicado que uno de presentación cefálica, no suele presentar tampoco grandes problemas. Sin embargo, el parto debe hacerse en el Hospital General de Christchurch, para tener a mano inmediatamente toda la última tecnología en caso de que haya complicaciones. ¡Adiós a la casa de partos de Lincoln, con sus muebles antiguos y las comadronas preparando el té en las teteras de la abuela! Y por supuesto, aunque se decida un parto vaginal... siempre puede acabar con una cesárea si las cosas no van bien.

Llegó la hora de hablar del contrato entre la mujer y la estudiante. Les dejé allí su copia y les dije que la guardaran aunque no me eligieran a mí, porque les valdría para cualquier otra estudiante. Y me dispuse a marcharme y dejarles que discutieran en privado.
Pero no me dejaron irme. Susana me hizo un gesto con la mano de que me sentara: "No, no te vayas aún, tienes que firmar este contrato". Se me debió quedar cara de agilipollada total, porque me sonrió y me dijo: "No me hace falta pensármelo, estaré encantada de tenerte con nosotros y de que nos acompañes en el embarazo y en el parto, si tú estás también de acuerdo". Bueno... casi lloro.
Así que la semana que viene tenemos una ecografía en la que se comprobará la posición y la presentación del bebé, y si hay posibilidades de modificarla antes del parto. El jueves nos reuniremos con la comadrona de Susana y habrá que empezar a tomar decisiones.
Y a finales de Abril... asistiré a mi primer parto, que parece que se presenta interesante...
Parece que las novedades se producen con rapidez.
ResponderEliminarComprendo que estés interesada y al mismo tiempo nerviosa, va a ser tu primer parto y además con complicaciones añadidas, así que será una buena lección, espero que todo salga bien. Seguiré con interés ese nacimiento, :-) casi como si fuera de la familia.
Un abrazo y suerte.
Mucho ánimo y enhorabuena. ¿Acaso tú tenías dudas de que en cuanto te conocieran no dudarían en elegirte?. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Suscribo el comentario anterior! Te advierto que mi peque mayor, que desde que lo tenía dentro ya mostraba que tenía la cabeza de cemento armado, estuvo de nalgas hasta exactamente cinco semanas antes del parto: Me tuvieron haciendo ejercicios de rezo árabe casi un mes, y se giró justo cuando ya me habían remitido a programar la cesárea.
ResponderEliminarSea como sea la presentación del peque, disfruta del nacimiento de tu primer bebé, y deseo que todo salga fantástico.
Un beso enorme
De todas formas no me acaba de convencer este sistema neozelandés de madres que pueden aceptar estudiantes de comadronas. Me imagino que si alguna cae mal puede no ser aceptada nunca.Me convencería mas que la estudiante fuese siempre al lado de la comadrona que seria su mentora. Algo así como la pareja del nombre de la Rosa.
ResponderEliminarAnónimo, esto sólo ocurre con estudiantes de primer y segundo curso. El tercer curso es un modelo de aprendizaje en el cual las estudiantes trabajan junto con comadronas. De todas formas, una persona que caiga mal a tantas mujeres que ninguna la quiera como comadrona, sencillamente, no debería dedicarse a eso, ya que será un buen indicativo de que tampoco la querría nadie una vez que se graduase como comadrona. Yo considero completamente normal que una mujer elija a una comadrona que le dé confianza, al fin y al cabo va a compartir con ella uno de los momentos más privados y vulnerables de su vida.
ResponderEliminarLe deseo todo lo mejor a Susana y a su "estudiante de cabecera" que sea una experiencia estupenda, seguro sí.
ResponderEliminarjajajaja qué curioso, es como una entrevista de trabajo en casa de la embarazada.
ResponderEliminarEs interesante pensar que lo primero que va a hacer esa adorable criatura al nacer es enseñarte el culo jajajaja bonita y triunfadora forma de empezar a vivir.
Bueno, bueno, la cosa se pone interesante. Enhorabuena por haber sido elegida.
ResponderEliminarUna cosa,¿tan importante es la primera impresión? (en todo: el amor, otras relaciones, etc.)
En elegir una comadrona, fundamental. Si no les das confianza en la primera impresión, sencillamente elegirán a otra comadrona. En lo demás, depende de cada persona :)
ResponderEliminarYa, lo sé, pero siempre me ha chocado lo de esos primeros instantes, que pueden hacer que confíes en alguien o no, demuestre después lo que demuestre
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